martes, 2 de abril de 2013


EL CUERPO DOCENTE DE NUESTRO “INSTITUTO DE CIENCIAS”.



Hablar de todos y cada uno de los profesores de ésa época, bajo el antiguo sistema del INSTITUTO DE CIENCIAS, en que cada materia la impartía un Maestro diferente, me sería casi imposible y se tornaría tedioso, por lo que prefiero referirme solo a algunos que me parecen relevantes por algún motivo, o bien, que dejaron una huella mucho más profunda en mi vida personal y laboral.
Existía una división clara, entre los Sacerdotes y/o Hermanos Jesuitas, con los Maestros seglares que completaban la planta docente de la Institución.  Entre los primeros se destacaban aquellos de mayor edad, mucho más místicos y dedicados casi todos a la enseñanza de la Fe, la Moral, la Ética y la Religión como tal.  Acababa de tomar a su cargo hacía poco tiempo la Rectoría, el P. Manuel Figueroa Luna, S.J. (alias, "El Osito"), sustituyendo al anterior y muy conocido P. Martínez Aguirre ("El Badajo"), de quien muchos elogios se oía.
Era el P. Figueroa Luna un alma de Dios (aunque después mucho se ha hablado de su diferente labor en Puebla, donde lo ligan con el grupo de “El Yunque”).  Era de un alma sana, amable y bonachón, al que conocí cuando mi padre, en ése tiempo Regidor del H. Ayto. local por el P.R.I., partido oficial en el poder, acudió conmigo, totalmente dispuesto a dejarme inscrito en Secundaria, fuese por bien o por la fuerza; así era su carácter y por lo general se salía con la suya, (yo lo sabía demasiado bien).   
No comprendo si era por algo especial o solo por ‘apantallar’, pero ese día mi papá llevaba fajada su pistola y desde luego lucía su imprescindible ‘texana sobre la cabeza, dando la impresión de entrar más a un Juzgado o quizás ir a un ‘Mítin’ político, que a un honorable Colegio de Educación Media a solicitar lugar para su hijo mayor, que venía de un sencillo plantel particular.
Ya en ése tiempo, como ahora, era sumamente difícil conseguir un lugar en ése conocido Instituto, sumamente acreditado, sobre todo si no se traían buenos antecedentes de otros parientes que hubiesen estudiado antes allí, o alguna muy especial recomendación, como la del Sr. Arzobispo (después Cardenal) Don José Garibi Rivera, por cierto, muy amigo de mi padre, pero que no escuché que esta vez la mencionara.
Seguramente ya me tocaba de ‘mero arriba’, el caso es que fui aceptado de inmediato (no supe cómo), aún cuando la casi totalidad de alumnos, pertenecían a una clase mas acomodada que la nuestra, y al pasar a pagar la inscripción me tocó conocer por primera vez al Hermano Coadjutor Gabriel Grajales, quién llevaba todo el movimiento administrativo y que muy pronto nos distinguiría por nuestro nombre a todos, y nos ofrendaría su gran y permanente amistad. Entre los Padres místicos sobresalían don Fco. Altamirano y Bulnes S.J., el P. Ortiz de Montellano S.J., que estaba más bien en la Primaria o Colegio Unión, y bastante más joven el P. Manuel Lapuente, S.J. que supe empezaba a dirigir la Congregación y fue nuestro Director Espiritual de casi todos los muchachos de recién ingreso. 


Fue el fundador de la llamada ‘Casa Loyola’, donde se forjaron muchas parejas de novios y que en lo personal le agradezco muchos detalles como el haber oficiado mucho tiempo después en mi ‘Boda’; más tarde, lamentablemente colgó los hábitos y contrajo matrimonio ya mayor, para morir al poco tiempo tras una dolorosa enfermedad en el cerebro.  El P. Porfirio Miranda S.J., sumamente joven y estudioso, que siguió los pasos de su antecesor e igualmente salió años más tarde de la Compañía de Jesús.  Para auxiliar al P. Rector, en cuestiones de disciplina, llegó unos años después el P. Gómez Michel, S.J. ("Herodes", apodo muy bien puesto por cierto), con el que choqué bastante y si no me expulsó, no sé el por qué; considero que ya me fue bien con ello.

Quizás extrañé que cuando pensaron mandar al P. Figueroa Luna a Puebla, tomó su lugar como Prefecto de Disciplina, impartiendo años más tarde algunas materias para mi, áridas y difíciles igual que a la mayoría, como fueron Lógica, Psicología y Filosofía.
Muchos años más tarde lo volví a ver, ya sumamente viejo y cambiado, dulcificado y digamos, ¡ hasta tierno !, mostrando un gran cariño por todos nosotros, dejándome en mi corazón una imborrable huella. ¡ Lo que hacen los años a quien está cerca de Dios !...  Él siempre me exigió más, por tratar de que pusiera muy en alto nuestro apellido en común; Gómez, ambos por parte de nuestros respectivos padres.

Había desde luego otro grupo muy importante de verdaderos científicos, el anciano P. Chanal, S.J. que comentaban había participado en los cálculos de la famosísima Torre Eiffel, símbolo de la Ciudad Lux; el P. Francisco García de Quevedo, S.J. notable físico, escritor y catedrático; el P. Rafael Herrera Zubieta, S.J. ("El Chueco"), gran químico, autor de libros de texto de dicha importante materia y un experto laboratorista; iniciador de la Biblioteca del Colegio y todo un señor personaje.  El P. Hernández del Castillo S.J., ("El Tololo"), notable literato, especializado en etimologías griegas y latinas con el que sufrimos muchos; políglota con quién gozábamos de sus lecturas y dramatizaciones únicas; recuerdo con mucho agrado las obras de los Hnos. Álvarez Quintero, de las que hacía verdaderas creaciones y representaciones al leérnoslas en clase, dándole una voz propia, adecuada y diferente a cada personaje, fuese masculino o femenino, con la gracia y el salero tan propio de la península ibérica.


El cuerpo de Maestros seglares era bastante bueno en esos tiempos,(y digo esto porque me cuentan que años después, decayó muchísimo), algunos de edad y experiencia reconocida, otros casi todos buenos ex-alumnos del Colegio, que venían a complementar las Materias menos importantes.              Desde luego destacaba en primer plano, el Ing. Don José Tapia ("El Barbitas"), que impartía altas Matemáticas a los Bachilleres de Ingeniería, Arquitectura e Ing. Química; el Dr. Martín del Campo ("El Chuchuluco"), especializado en Ciencias Biológicas, los Ings. Quím. José Luis Murguía y José Ma. Uruñuela, que impartían Química y Matemáticas, el Maestro Ochoa en Dibujo, el Lic. F. Xavier Santoscoy F. ("El Coyote") en Civismo, José Gómez Arias ("El Terror"). en Biología y Ciencias Naturales, Alfonso X X ("Jorge Negrete"), (no recuerdo su apellido), que nos enseñaba Inglés, y el popular "Mr. Faustis" (?), del que solo recuerdo su apodo, que impartía Higiene y a veces Civismo.

Como nunca fue mi fuerte, no están en mi memoria los varios Maestros de Cultura Física, de Deportes, de Canto y otros de menor importancia (al menos para mí).
Tras de tantos años trascurridos, desde aquel 1951 en que nos graduamos, a la fecha, de mi parte mucho les agradezco a todos su atingencia por forjar dentro de mí una mejor formación para comportarnos virilmente en la vida, ya que en ese tiempo clave de mi juventud, dejaron con su ejemplo y sus conocimientos, una huella inmarcesible de nuestro añorado, querido y siempre recordado con orgullo, "INSTITUTO DE CIENCIAS" (Viriliter Age), de ésta ciudad tapatía.
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UN ESPECIAL 'HOMENAJE' A LOS COMPAÑEROS QUE SE NOS HAN ADELANTADO EN EL CAMINO A LA GLORIA DEL "SEÑOR".  Afectuosamente; 'ALF, el tapatío'.

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